El del video que sigue es Roger Ebert, uno de los críticos cinematográficos más reconocidos del mundo. Hace poco perdió su mandíbula inferior por el cáncer. No come (al menos no por la boca como nosotros), y no habla (al menos no lo hace usando sus cuerdas vocales).
Más allá de lo impresionante del avance tecnológico que le permite a Ebert reconstruir su voz a través de un software, y por supuesto su no menos sorprendente lucha para sobrevivir físicamente al cáncer, está su irrenunciable motivación a perder lo menos posible aquello que lo hace único. Podría decirlo mejor: a no perderlo.
Entonces Ebert lanza en su conversa lo que es para mí el punto clave de su búsqueda personal: "¿Qué valor le damos a nuestra propia voz y cómo afecta lo que somos como personas?" Reflexiona entonces sobre la distancia que se produce entre él y cualquier interlocutor cuando utiliza la voz de la computadora, refiriéndose no solo a la velocidad de interlocución sino también a la percepción de pertenencia de la voz. Además de cómo las redes sociales, como Twitter, reducen esa distancia al estar "todos comunicándose a la misma velocidad". Pero sobre todo el descubrimiento y exploración de la "normalidad" y su reconocimiento en los demás.
Si a la ciencia ficción le interesa explorar el cambio del hombre frente a la intervención de la ciencia y la tecnología, pues habría que aclarar que lo de Roger Ebert no es precisamente ficción, y sin embargo... ¿cuál es el límite?
0 comentarios:
Publicar un comentario