Sí, ha cambiado. La cinemateca venezolana ha dado, desde mi humilde opinión, un vuelco significativo con relación a la trama y a la forma de mostrar las crisis sociales que vivimos como colectivos, incluso, algunas ni apuntan a ello y ofrecen una idea diferente, algo distinto y llamativo lleno de amor, humor y un poco de acción.
La década de los noventa, creo, que saturó la paciencia de algunos venezolanos amantes del cine, del buen cine, quienes estaban hartos de mirar siempre lo mismo: drogas, barrios, prostitutas, madres que sufrían por el descarrilamiento de sus hijos… groserías. Ya no se apostaba al cine nacional. Daba lo mismo, y con todo respeto a sus creadores, productores y directores, ver “Sicario” (1995), “Huele Pega: Ley de la Calle” (1997) o “Garimpeiros” (1999), pues era el mismo drama, la misma o similar crítica social… sin embargo, ganadoras de premios nacionales e internacionales. Pero… hagamos una salvedad, quizás no fuimos una “potencia” en el cine, pero sí el país “número uno” en la producción de telenovelas.
Durante la última década Venezuela ocupó un sitial importante en los festivales de cine, se movió el ingenio de tan respetados directores como Marcel Rasquín, Diego Risquez, Mariana Fuentes, Mariana Rondón, Alejandra Szeplaki, Efterpi Charalambidis, Rafael Marziano, José Ramón Novoa, y la “institución humana” Román Chalbaud, quienes llevaron a otros lugares un producto nacional en su totalidad o apoyados en coproducción.
Lo importante es que se ha notado en estos diez años una evolución sustancial dentro de la cinemateca: hemos cambiado al joven que olía pega por aquellos hermanos que viven en un barrio y que buscan superarse y ser exitosos en el fútbol. Por aquel hombre que no solo mata para robar, sino que de manera poco gentil ejerce presión en las autoridades nacional para mejorar las condiciones de salud de un colectivo que muere esperando que lo atiendan, como es el caso de “La Hora Cero” (2010).
Sin ser cinéfilo, apuesto por el cine nacional… y en virtud de la cátedra, por qué no apostar por la incursión de este nuevo cine en el género de la ficción, quizás no como lo hacen las grandes productoras estadounidenses… pero sí al mejor estilo Corman. Es buscar una nueva forma de mostrar al público el talento que existe en el país… es llamar la atención de entes privados y gubernamentales para la creación de buenas películas que dejen en alto a la nación, bien sea por la trama o por los actores, es abrir campo hacia algo mejor que lo que podemos tener.
Por qué si con escasa tecnología Roger Corman creó en la década de los `60 películas que cautivaron a gran parte de la población estadounidense, acá, al mejor estilo ensayo y error, y con más y mejor tecnología no se pueden crear pequeños cortos que incentiven a la mejora y creación de grandes producciones bajo el género Sci-Fi… sería interesante verlo, pero debemos intentarlo.
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